
Lectura bíblica:
Proverbios 26:17-28
Cuando el fuego termina de arder, el material del cual se alimenta se apaga. De la misma forma, cuando el chisme llega a oídos de alguien que no lo repite, muere.
El chisme, al igual que otros pecados, es como "bocados deliciosos" (Proverbios 26:22). Nos gusta oírlo y compartirlo con otros porque "sabe" bien. El chisme está arraigado en nuestra necesidad de sentirnos bien acerca de nosotros mismos. Cuando derribamos a los demás tenemos la ilusión de que nos estamos moviendo hacia arriba.
Es por eso que divulgar el chisme es tan difícil de resistir. Se necesita oración y la gracia de Dios para llevarnos al punto en que rehusamos pasarlo o incluso escucharlo, aunque sea bajo el disfraz de una preocupación personal o de una petición de oración por un amigo que está pecando o que está en problemas.
Debemos pedir sabiduría a Dios para saber cuándo hablar, qué decir y cuándo sencillamente mantener la boca cerrada.
"En las muchas palabras, la transgreción es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente". (Proverbios 10:19).
Muchas veces es sabio callarse y decir pocas palabras. Pero si es preciso hablar, hablemos de aquellas cosas que alientan y acercan a los demás a Dios, no de aquellas cosas que los vayan a desalentar y a herir.
"...la lengua de los sabios sana" (Proverbios 12:18)
¡Destruye el chisme ignorándolo!
"Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso se calma la contienda".